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Donde yo soy hay un pequeño rio, el cual tiene truchas y yo de pequeña iba con mi padre dias enteros a pescar, mi padre fallecio y ahora paseo al lado de el recordando mi infancia y lo buen pescantin que fue meu pai.
Dejando la melancolia atras, no dejo de sorprenderme el humor de chucho y el Sr Varela, algo menos 252525 pero su Portugues es para mondarse.
Les sigo todos los dias y cuando llego a casa lo primero que hago es encender el ordenador para leer sus comentarios, no cambien el humor y el amor siempre estan juntos.
Reciban un cariñoso saludo
Dejando la melancolia atras, no dejo de sorprenderme el humor de chucho y el Sr Varela, algo menos 252525 pero su Portugues es para mondarse.
Les sigo todos los dias y cuando llego a casa lo primero que hago es encender el ordenador para leer sus comentarios, no cambien el humor y el amor siempre estan juntos.
Reciban un cariñoso saludo
Un cura recién ordenado se confiesa por primera vez con su obispo:
Dime, hijo mío, ¿qué tal has llevado los votos durante esta tu primera semana?
-Verá, eminencia, en cuanto a la pobreza he regalado mi hábito y me
visto con uno que ya se había desechado, mis sandalias están rotas y
llenas de agujeros y doy la mitad de mi comida a los pobres que vienen
al comedor.
-Muy bien, hijo mío, muy bien, continúa.
-En cuanto a la obediencia, hago cualquier cosa que me mande cualquier
otro padre sin pensar en si es justo o adecuado, dando gracias al
Señor por tener el privilegio de obedecer.
-Muy bien, hijo mío, excelente, excelente.
-Finalmente, eminencia, en esta semana he hecho el amor con 37 mujeres.
El Obispo casi se cae de la silla y con ojos desorbitados pregunta:
Pero ¡Hijo mío! ¡¿Y el voto de castidad?!
El curilla, asustado y con cara de perplejidad responde: Pero... ¿No
era de CANTIDAD?
Picos
Dime, hijo mío, ¿qué tal has llevado los votos durante esta tu primera semana?
-Verá, eminencia, en cuanto a la pobreza he regalado mi hábito y me
visto con uno que ya se había desechado, mis sandalias están rotas y
llenas de agujeros y doy la mitad de mi comida a los pobres que vienen
al comedor.
-Muy bien, hijo mío, muy bien, continúa.
-En cuanto a la obediencia, hago cualquier cosa que me mande cualquier
otro padre sin pensar en si es justo o adecuado, dando gracias al
Señor por tener el privilegio de obedecer.
-Muy bien, hijo mío, excelente, excelente.
-Finalmente, eminencia, en esta semana he hecho el amor con 37 mujeres.
El Obispo casi se cae de la silla y con ojos desorbitados pregunta:
Pero ¡Hijo mío! ¡¿Y el voto de castidad?!
El curilla, asustado y con cara de perplejidad responde: Pero... ¿No
era de CANTIDAD?
Picos