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A VILAVELLA: Paré la otra noche de luna llena, investigando, en...

Paré la otra noche de luna llena, investigando, en el robledal del camino de Villavieja a Santigoso. Y apareció, inmenso, ante mí. Ciego de un ojo, pero sin parche, de la cuchillada que le dio al parecer un cazador furtivo, presuntamente forzado a través del esfinter anal. Cojo de una pierna, por la posta de la escopeta de otro cazador aficionado. Horroroso, con el pelo áspero y erizado. Solitario, desde que le mataron la hembra en la Fraga de la Osa para robarle los hijitos para un circo.
Yo lo vi así, tal como es. Un pobre y perseguido animal. Y no quise quitarle la vida, lo único que le queda. Lo que no pudieron quitarle los desalmados humanos.
Cuando se lanzó sobre mí, me cuadré militarmente; y cuando el rey del bosque se encontraba a un palmo de mi esbelta figura, dí un paso a la izquierda, con el rifle al hombro y la mano derecha en el pecho. Entonces él continuó su camino, penetrando en las entrañas del robledal.
Me reí a mandíbula batiente. ¿Como un hombre tan feliz como un servidor de la Patria podría causar el menor daño a una criatura de Dios?