Cuando yo estudiaba mi carrera, amigo Camba, con una de aquellas pequeñas becas que te obligaban a aprobar todas las asignaturas en junio, con siete de nota media, mi difunto padre era encofrador en Las Portas, para ganar unas pelas con las que complementar las becas de su numerosa prole.
Una tarde de primavera, hace ya unos diez años, estuve un gran rato sentado en unas piedras donde él comía la merienda que llevaba cada día, para no gastar en el comedor.
Una tarde de primavera, hace ya unos diez años, estuve un gran rato sentado en unas piedras donde él comía la merienda que llevaba cada día, para no gastar en el comedor.