A PICARESCA GALEGA
Es la narración de un hecho verídico, contado por el mismo abogado, en el año 1.964.
En un pueblo del interior de Galicia, dos hermanos, enemigos acérrimos, heredaron un terreno, que estaba dividió por un arroyo de un metro aproximadamente de ancho y para acceder a ese terreno tenían que cruzar un viejo puente de madera, muy deteriorada por el paso de los años, ya que había sido construido por el abuelo de los beneficiarios, unos 80 ó 90 años atrás.
El viejo puente con la crecida del agua, no soportó la inclemencia del tiempo y se vino abajo.
Uno de los hermanos, comenzó a echarle la culpa al otro y comentaba por todo el pueblo, que su hermano había cargado un carro con mucho peso y rompiera el viejo puente y el otro hermano, decía lo contrario, que él no había roto nada, que había sido su hermano.
El primero de los hermanos asesorado por el dueño de la taberna, se fue a la capital para hablar con un abogado, al que le dijo: Si tengo que gastar CIEN MIL PESETAS, para que mi hermano construya el puente, estaré encan-tado, a lo que abogado, le dio muy buenas palabras, le cobró las 100.000 Ptas. y que obraría en consecuencia.
Enterado el segundo hermano, del la visita de su hermano a un abogado y como el repartidor del pan, le había mencionado, las proezas de un gran abogado que vivía en la capital, no lo pensó dos veces y ni corto ni perezoso, se encaminó para hablar con el abogado, diciéndole algo similar como le había hablado su hermano: Vd. No se preocupe, que si tengo que perder CIEN MIL PESETAS para que mi hermano, haga el puente de nuevo, por bien empleadas las doy, entregándole las 100.000 Ptas. se despidió y el abogado, le prometió que estudiaría el caso.
Quiero aclarar que 100.000 pesetas, en aquellos años, era muchísimo dinero (varios miles de euros)
No había pasado un mes, cuando uno de los hermanos, tuvo que ir a su finca, la sorpresa fue mayúscula, había un buen puente, nuevo y flamante.
Regresa al pueblo, se encamina al bar, donde se ríe de su hermano, mientras comentaba, como su hermano había hecho un puente nuevo, al que en un principio se negaba, pero que su abogado, lo había obligado a ello.
El mismo día por la tarde, vino al bar el otro hermano, que aún no había visto el puente y el señor del bar, le hizo el comentario que había hecho su hermano, sobre la construcción del puente y que él lo había pagado, a lo que él, negó el hecho rotundamente, diciendo: ¡Yo no hice el puente, fue mi herma-no! Mientras estaban haciendo ese comentario, entra en el bar el otro herma-no, quien al oír aquello que estaban diciendo, se enfadó, diciendo: ¡Eso es mentira, el puente lo hiciste tú, yo nada!
Un cliente del bar, que estaba en la barra, dijo: El puente se lo vi hacer al carpintero de Bolan, un pueblo cercano al de ellos, que era cuñado del dueño del bar, quien al oír aquello, dijo: Ahora mismo vamos a saber quién pagó la construcción del puente y le llamó por teléfono, Paco que así se llamaba el carpintero, le contestó: El puente me lo encargó y pagó el abogado de xxxx Don xxx, por el precio de 50.000 Ptas. Los hermanos se quedaron mirando y se dieron cuenta, de que los dos habían ido al mismo abogado.
Todo el pueblo se rió de los dos hermanos y le tomaron el pelo, todo cuanto quisieron y les decían: ¡Sois listos! Os cobraron 200.000 Ptas. y lo hubierais arreglado con 25.000 ptas. cada uno ¡Sois muy listos y tozudos!.
El que es listo fue el abogado, que ganó 150.000 ptas. Sin moverse de casa. Como dice el refrán: A cuenta de los tontos, viven los listos
DEIXA QUE.. XA
Es la narración de un hecho verídico, contado por el mismo abogado, en el año 1.964.
En un pueblo del interior de Galicia, dos hermanos, enemigos acérrimos, heredaron un terreno, que estaba dividió por un arroyo de un metro aproximadamente de ancho y para acceder a ese terreno tenían que cruzar un viejo puente de madera, muy deteriorada por el paso de los años, ya que había sido construido por el abuelo de los beneficiarios, unos 80 ó 90 años atrás.
El viejo puente con la crecida del agua, no soportó la inclemencia del tiempo y se vino abajo.
Uno de los hermanos, comenzó a echarle la culpa al otro y comentaba por todo el pueblo, que su hermano había cargado un carro con mucho peso y rompiera el viejo puente y el otro hermano, decía lo contrario, que él no había roto nada, que había sido su hermano.
El primero de los hermanos asesorado por el dueño de la taberna, se fue a la capital para hablar con un abogado, al que le dijo: Si tengo que gastar CIEN MIL PESETAS, para que mi hermano construya el puente, estaré encan-tado, a lo que abogado, le dio muy buenas palabras, le cobró las 100.000 Ptas. y que obraría en consecuencia.
Enterado el segundo hermano, del la visita de su hermano a un abogado y como el repartidor del pan, le había mencionado, las proezas de un gran abogado que vivía en la capital, no lo pensó dos veces y ni corto ni perezoso, se encaminó para hablar con el abogado, diciéndole algo similar como le había hablado su hermano: Vd. No se preocupe, que si tengo que perder CIEN MIL PESETAS para que mi hermano, haga el puente de nuevo, por bien empleadas las doy, entregándole las 100.000 Ptas. se despidió y el abogado, le prometió que estudiaría el caso.
Quiero aclarar que 100.000 pesetas, en aquellos años, era muchísimo dinero (varios miles de euros)
No había pasado un mes, cuando uno de los hermanos, tuvo que ir a su finca, la sorpresa fue mayúscula, había un buen puente, nuevo y flamante.
Regresa al pueblo, se encamina al bar, donde se ríe de su hermano, mientras comentaba, como su hermano había hecho un puente nuevo, al que en un principio se negaba, pero que su abogado, lo había obligado a ello.
El mismo día por la tarde, vino al bar el otro hermano, que aún no había visto el puente y el señor del bar, le hizo el comentario que había hecho su hermano, sobre la construcción del puente y que él lo había pagado, a lo que él, negó el hecho rotundamente, diciendo: ¡Yo no hice el puente, fue mi herma-no! Mientras estaban haciendo ese comentario, entra en el bar el otro herma-no, quien al oír aquello que estaban diciendo, se enfadó, diciendo: ¡Eso es mentira, el puente lo hiciste tú, yo nada!
Un cliente del bar, que estaba en la barra, dijo: El puente se lo vi hacer al carpintero de Bolan, un pueblo cercano al de ellos, que era cuñado del dueño del bar, quien al oír aquello, dijo: Ahora mismo vamos a saber quién pagó la construcción del puente y le llamó por teléfono, Paco que así se llamaba el carpintero, le contestó: El puente me lo encargó y pagó el abogado de xxxx Don xxx, por el precio de 50.000 Ptas. Los hermanos se quedaron mirando y se dieron cuenta, de que los dos habían ido al mismo abogado.
Todo el pueblo se rió de los dos hermanos y le tomaron el pelo, todo cuanto quisieron y les decían: ¡Sois listos! Os cobraron 200.000 Ptas. y lo hubierais arreglado con 25.000 ptas. cada uno ¡Sois muy listos y tozudos!.
El que es listo fue el abogado, que ganó 150.000 ptas. Sin moverse de casa. Como dice el refrán: A cuenta de los tontos, viven los listos
DEIXA QUE.. XA