Querido Frieres
Sé que tendría que haberte escrito esta carta en marzo, que es cuando correspondía. Siento la demora. Pero, como ya supondrás, marzo es un mes complicado para todos nosotros, porque, aunque siempre te echamos de menos, durantes esos días sentimos tu ausencia de una forma especial.
No tengo claro cuándo te llegarán estas palabras, porque tampoco tengo claro a qué dirección debo enviarlas. Sin embargo, de lo que estoy completamente seguro es de que en algún momento este folio se deslizará entre tus manos y entonces conocerás un poco mejor cómo andan las cosas por aquí.
Que prácticamente no han cambiado nada. Tu madre sigue tan valiente como la recuerdas. Es una campeona. Estamos tan orgullosos de ella como lo estás tú. Y en la tropa ya hay relevo generacional. Occy, Emi y Kako se han animado con la descendencia, así que en unos años las olas irán un poco más caras por la playa. La izquierda de Doniños no acaba de arrancar. Aparece con cuentagotas y esos instantes solo sirven para rememorar aquella excelencia que la encumbró en otros tiempos.
En cuanto a mí, lo único que te puedo decir es que todavía no me acostumbro a pasar un Madrid-Barça sin hablar contigo, a jugar una partida de fútbol y no encontrarte corriendo el campo de lado a lado, a salir en bici una mañana de fin de semana sin tu compañía, a no escuchar tu risa en la duna,… Y te parecerá una tontería, pero dos de las cosas que más añoro son verte llegar al pico embutido en tu 4/3 perenne y cuando te ponías a pelear por la buena de la serie con tu remar alborotado.
Cuídate mucho. Un beso muy fuerte de tu primo Pocholo
Sé que tendría que haberte escrito esta carta en marzo, que es cuando correspondía. Siento la demora. Pero, como ya supondrás, marzo es un mes complicado para todos nosotros, porque, aunque siempre te echamos de menos, durantes esos días sentimos tu ausencia de una forma especial.
No tengo claro cuándo te llegarán estas palabras, porque tampoco tengo claro a qué dirección debo enviarlas. Sin embargo, de lo que estoy completamente seguro es de que en algún momento este folio se deslizará entre tus manos y entonces conocerás un poco mejor cómo andan las cosas por aquí.
Que prácticamente no han cambiado nada. Tu madre sigue tan valiente como la recuerdas. Es una campeona. Estamos tan orgullosos de ella como lo estás tú. Y en la tropa ya hay relevo generacional. Occy, Emi y Kako se han animado con la descendencia, así que en unos años las olas irán un poco más caras por la playa. La izquierda de Doniños no acaba de arrancar. Aparece con cuentagotas y esos instantes solo sirven para rememorar aquella excelencia que la encumbró en otros tiempos.
En cuanto a mí, lo único que te puedo decir es que todavía no me acostumbro a pasar un Madrid-Barça sin hablar contigo, a jugar una partida de fútbol y no encontrarte corriendo el campo de lado a lado, a salir en bici una mañana de fin de semana sin tu compañía, a no escuchar tu risa en la duna,… Y te parecerá una tontería, pero dos de las cosas que más añoro son verte llegar al pico embutido en tu 4/3 perenne y cuando te ponías a pelear por la buena de la serie con tu remar alborotado.
Cuídate mucho. Un beso muy fuerte de tu primo Pocholo