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A VILAVELLA: Adorable ex, munto obrigado por verme da maneira que...

¿Inculto nuestro adorado Zé el de Las Carvajas? Zé de las Carvajas, como le llama mi Teles, está estratificado en tantas capas de cultura como el más afamado de los catedráticos de Coimbra. Y galvanizado con oro de dieciocho quilates.
Ya relaté aquí un día su buen hacer con la herramienta, los dediles, las patillas y aquel perfume de paja seca que le envolvía cual aureola bucólica.
Ahora recuerdo con nitidez el día que nos escapamos a La Lanzada en la vespa que acababa de estrenar mi querido Veinticinco con el sudor de docenas de "seituras".
Yo llegué al hotel cansada del viaje, totalmente rígida, sin capacidad para alterar aquella postura medio encogida y con las piernas dobladas por las rodillas y abiertas de par en par.
Nos alojaron en una habitación doble, pero con camas individuales. Él juntó de inmediato las camas, desnudándose al mismo tiempo con premura y echándose panza arriba, con los tres brazos abiertos, en actitud acogedora.
Cuando pude, a duras penas, quitarme las prendas que más hubieran podido obstaculizar nuestra deseada fusión, me monté sin deshacer aquella rígida postura de paquete en la parte trasera de la vespa. Y en la cúspide de nuestro encuentro, hinqué con tal fuerza mis rodillas en las camas, que las separé... y se me cayó al suelo, entre las dos, mi maravilloso galán. Nunca supe si aquellos gemidos y estertores se debieron al gozo o a al tremendo golpe de sus costillas contra el parqué de aquel cuarto con vistas al Atlántico.

Adorable ex, munto obrigado por verme da maneira que me ves, más debias ser un bocadito más reserbada nas nosas intimidades, como pasou o tempo tahún rápido, parece que foi onte, recordas bon hacer da miña ferramenta,é verdade eu comencei de munto novo, pois xa digo comenzabamos as segas en San Pedro Vello (Portugale y terminabamos alén cerca da Serra da Cabrera na (Ispaña), claro o caso que tú contas con pelos y señales, ahí posible te refieras autra ferramenta. De tudas las maneiras nahún sey se te recordarás que a mota corria que se mataba, eu era primeira vez que ia a un Hotel y nahún istaba dispo a que ma levaran, por iso a subin al Hotel, ahí foi tudo o acontecido, torrototo, hasta que xegou aquel da gorra que nos puso fora por esceso de ruido. Fodase co gaxo