Hola. Tengo a mi Telesforo de viaje, por lo que pecaré muy venialmente fusilando aquí un texto suyo que encontré en la mesilla de noche:
¿El pecado? ¿Qué sería del género humano sin el pecado?
Es el hombre el ser más imperfecto de la creación. El que tiene la infancia más larga de todos los animales. Hasta nace sin dientes. Tarda un año en aprender a caminar, cuando un becerro camina detrás de su madre minutos después de nacer. ¿Que digo un año? Muchos más, porque un hombre no aprende a caminar hasta los veinte, cuando el bendito Ejército lo enseñaba a desfilar, a caminar juntos, compartiendo el paso, como Dios manda.
Y no nos olvidemos de la inmensa cantidad de cojos que caminan a medias por el mundo. Veinte años para aprender, y... cuántos tienen que compartir la vida entera con una cachaba.
¿Ha visto alguien una jirafa, por ejemplo, con cayado? Pues eso. Que nacemos sin hacer, como si los artesanos tuvieran prisa en acabar la tarea.
Por eso es por lo que caminamos a trancas y barrancas, siempre en busca de la felicidad, haciéndonos poco a poco, buscando la perfección que el burro alcanza nada más nacer.
Es en esa tarea del género humano donde el pecado es imprescindible. ¡Ay del que no peque! Más le valiera inmolarse para que sus cenizas sirvieran de incienso.
Ahí tenemos al señor Rouco, de okupa en su palacio arzobispal. Claro que a ése ya le tiene garantizado el cielo el fiscal general del Estado, que tiene mucha mano en el más allá de las altas personalidades. Cuatro días de purgación, y al cielo como una flecha.
Creo que si no hubiera pecado no habría evolución. El mundo y las personas que habitamos en él, nos movemos y avanzamos por el pecado.
Si no hubiera pecado, se acabaría la economía. Y todos los hombres y mujeres del mundo continuaríamos viviendo en las cavernas.
Gracias a todos estos curas que nos lavan los pecados y nos dejan el alma limpia, oliendo a lejía, para que podamos volver a pecar inmaculados, con energías renovadas.
Que no se pare el mundo.
¿El pecado? ¿Qué sería del género humano sin el pecado?
Es el hombre el ser más imperfecto de la creación. El que tiene la infancia más larga de todos los animales. Hasta nace sin dientes. Tarda un año en aprender a caminar, cuando un becerro camina detrás de su madre minutos después de nacer. ¿Que digo un año? Muchos más, porque un hombre no aprende a caminar hasta los veinte, cuando el bendito Ejército lo enseñaba a desfilar, a caminar juntos, compartiendo el paso, como Dios manda.
Y no nos olvidemos de la inmensa cantidad de cojos que caminan a medias por el mundo. Veinte años para aprender, y... cuántos tienen que compartir la vida entera con una cachaba.
¿Ha visto alguien una jirafa, por ejemplo, con cayado? Pues eso. Que nacemos sin hacer, como si los artesanos tuvieran prisa en acabar la tarea.
Por eso es por lo que caminamos a trancas y barrancas, siempre en busca de la felicidad, haciéndonos poco a poco, buscando la perfección que el burro alcanza nada más nacer.
Es en esa tarea del género humano donde el pecado es imprescindible. ¡Ay del que no peque! Más le valiera inmolarse para que sus cenizas sirvieran de incienso.
Ahí tenemos al señor Rouco, de okupa en su palacio arzobispal. Claro que a ése ya le tiene garantizado el cielo el fiscal general del Estado, que tiene mucha mano en el más allá de las altas personalidades. Cuatro días de purgación, y al cielo como una flecha.
Creo que si no hubiera pecado no habría evolución. El mundo y las personas que habitamos en él, nos movemos y avanzamos por el pecado.
Si no hubiera pecado, se acabaría la economía. Y todos los hombres y mujeres del mundo continuaríamos viviendo en las cavernas.
Gracias a todos estos curas que nos lavan los pecados y nos dejan el alma limpia, oliendo a lejía, para que podamos volver a pecar inmaculados, con energías renovadas.
Que no se pare el mundo.