Iba este señor un día en el
tren, y al pasar por Villavieja, estando ocupado el servicio del vagón, se vio tan apurado que evacuó por la ventanilla.
Al verlo Pitita Moñuda, que me acompañaba en el
paseo por la
estación, exclamó:
-- ¿Qué veo? ¿Qué veo?
y Quevedo también exclamó:
-- ¡Coño, hasta por el culo me conocen!