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Siendo joven, acompañé una tarde a un grupo de teatro a una representación en Villardeciervos (Zamora). Era una bella obra de Lorca titulada "La Zapatera prodigiosa", y dirigía aquel grupo mi colega Inda Cho Sei. Fue un éxito la representación en el Salón de la Juventud de ese bello pueblo de la Sierra de La Culebra.
Cenamos, al terminar, en un pequeño restaurante en la misma localidad.
En la tanda de chupitos, Inda, que había ido al excusado, vino muy sonriente, casi eufórico, manifestando que estaba muy contento con la marca de su "miningalla" (Así se expresó).
Abrió la cremallera en la propia mesa, con gran sonrojo de las actrices y demás comensales, pero sólo nos enseñó la lengüeta de la cremallera de aquel viejo pantalón de pana: "Relámpago", decía en la lengüeta.
--Es la mejor marca posible. Tengo aquí un verdadero relámpago" --declamaba, como si la comedia continuase...
Entonces todo el mundo que llevaba pantalones abrió y enseñó sus cremalleras:
--La mía es de la marca "Diana" --informó uno de los actores muy entusiasmado.
-- ¡Pero esa marca es de mujer! --exclamó otro entre las carcajadas de todo el grupo y de todos los clientes del restaurante.
Y el más tímido de todos los comediantes, con poco entusiasmo, expuso:
--Pues la mía sólo tiene una letra: es de la marca "Q".
Se hizo un silencio absoluto en el comedor durante un instante. Entonces se levantó Inda, y señalándole con el índice muy teatralmente, sentenció:
--"Carallo, rapaz. Traes os pantalóns ao revés!"
Cenamos, al terminar, en un pequeño restaurante en la misma localidad.
En la tanda de chupitos, Inda, que había ido al excusado, vino muy sonriente, casi eufórico, manifestando que estaba muy contento con la marca de su "miningalla" (Así se expresó).
Abrió la cremallera en la propia mesa, con gran sonrojo de las actrices y demás comensales, pero sólo nos enseñó la lengüeta de la cremallera de aquel viejo pantalón de pana: "Relámpago", decía en la lengüeta.
--Es la mejor marca posible. Tengo aquí un verdadero relámpago" --declamaba, como si la comedia continuase...
Entonces todo el mundo que llevaba pantalones abrió y enseñó sus cremalleras:
--La mía es de la marca "Diana" --informó uno de los actores muy entusiasmado.
-- ¡Pero esa marca es de mujer! --exclamó otro entre las carcajadas de todo el grupo y de todos los clientes del restaurante.
Y el más tímido de todos los comediantes, con poco entusiasmo, expuso:
--Pues la mía sólo tiene una letra: es de la marca "Q".
Se hizo un silencio absoluto en el comedor durante un instante. Entonces se levantó Inda, y señalándole con el índice muy teatralmente, sentenció:
--"Carallo, rapaz. Traes os pantalóns ao revés!"