Luz ahora 0,12348 €/kWh

A VILAVELLA: Carrera tengo, señor Ferroviario, pero no de Academia....

Era el verano de 1.970. Por motivos que no vienen al caso, este servidor de la Patria, aún sin ser oficial en aquellos lejanos tiempos, se encontraba aquel día en el bar de oficiales de un determinado Regimiento de Infantería radicado en Las Palmas.
Como era habitual por entonces, al día siguiente -que era sábado- uno de los oficiales tendría que dar una conferencia, de asistencia obligatoria. El coronel llama al capitán Tembleque.
--A la orden de usía, mi coronel.
--Le recuerdo que la conferencia de mañana la da usted.
-- ¿Sobre qué tema desea usía, mi coronel?
--Sobre el 18 de julio.
El capitán Sánchez Tembleque dudó un instante...
-- ¿De qué año, mi coronel?
Aquella noche Tembleque durmió en la sala de banderas.
Al día siguiente el ponente de la conferencia fue Burguillos, mi capitán legionario, al que yo acompañaba en aquel viaje por razones del servicio.

Apreciado Telesforo: Como militar que usted ha sido de carrera y no chusquero, le comento que vengo habitualmente leyendo sus mensajes, los cuales me llenan de satisfación y de alegria, por su forma de expresarse en todas las anecdotas de su vida militar. ¡He tenido curiosidad!... pero los he leido todos los de los foros en los cuales usted ha participado.
Solo espero no sea llamado usted al frente por estar en la reserva todavía.

Un afectuoso saludo.

Carrera tengo, señor Ferroviario, pero no de Academia. Cuando había acabado mis estudios en la Facultad, tuve un arrebato por una cuestión de riego en un prado de mi madre, y clavé por las orejas al tronco de un roble al joven que nos hurtaba el agua y cambiaba los marcos.
Como consecuencia tuve que desaparecer, y terminé alistado en el IV Tercio, donde hice esta otra carrera a paso lento, a lo largo de cuarenta años.
Aquel joven al que maltraté terminó agradeciéndome los agujeros en las orejas, luciendo años más tarde sendos hermosos perendengues en las mismas.
Que usted siga leyendo estos relatos muchos años, pero siempre con una determinada prevención: manténgase firme en el sentido común, a pesar de lo que lea.