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A VILAVELLA: Buenos días....

Buenos días.
Aquí estamos recordando aquellos tiempos mozos que tanto desprecian muchos ahora.

Los primeros contactos de aquel príncipe entre los socialistas fueron los hermanos Solana.
A Luis, subdirector del Banco Urquijo, se lo presentó Jaime Carvajal y Urquijo. Luis Solana ya había pasado por la cárcel franquista como líder de la Asociación Socialista Universitaria. No era precisamente un rojo peligroso, sino un profesional joven que siempre apostó por la democracia.
En una de las primeras elecciones, siendo ya rey el príncipe, Fraga ordenó la detención de Luis en una pegada de carteles en Majadahonda, y el rey no consiguió evitarlo. Cuando Fraga se ponía jumento no había rey que pudiera con él.
Entonces el rey llamó a casa de Luis Solana para tranquilizar a su esposa. Pero Cuca no pudo creerse que aquella llamada fuese real, sino una broma.
--Hola, Cuca, soy el rey Juan Carlos.
-- ¿Sí?... Y yo Nicolás Redondo.

Unos meses después coincidieron cenando en el restaurante Rugantino, y el rey se acercó a saludar al matrimonio, diciéndole a Cuca con una resplandeciente sonrisa juancarliana:
--Ya nos conocemos... Tú eres Nicolás Redondo, ¿no?