El lugar está envuelto en no pocas leyendas. Una de ellas hace referencia a su fundación en el siglo VI por un rey o caballero suevo de nombre Alarico. En todo caso, sabemos que la zona estaba habitada desde mucho antes. Los vestigios castreños son numerosos y el propio
río que la atraviesa, el Arnoia, posee una etimología paleoeuropea presente en otros lugares del continente.