
Estas tierras fueron habitadas desde tiempo inmemorial, siendo cuna de muchas civilizaciones que nos dejaron huellas de su presencia. Muestra de ello es la abundancia de restos arqueológicos que conservamos, de los que destacamos numerosos dólmenes y los castros de Lebosandaus, Sarreaus y Rubiás, donde se encontró la "cabeza del guerrero galaico" que actualmente está expuesta en el
Museo Arqueológico de Ourense.
El
Ayuntamiento, integrado en la antigua región
romana de Lusitania, que a finales del siglo III pasó a ser "Provincia Gallaeciae"- se situaba a medio
camino de la antigua
vía XVIII de Antonio o Vía Nova (por ser una de las construcciones más recientes de la Gallaeciae de finales del s. I d/C) que unía Braga con Astorga (centros importantes desde el punto de vista socioeconómico dentro del noroeste peninsular). Esta calzada, que remontaba la margen derecha del Limia y después lo atravesaba por Ponte Pedriña, fue cubierta por las
aguas del
embalse de As Conchas en 1949. Situado al lado de esta vía encontramos el conjunto arqueológico de Aquis Querquennis compuesto por un campamento
militar, una mansión viaria y aguas termales. El campamento
romano de una cohorte de la legión séptima gémina fue uno de los epicentros
militares desde los que se activó la construcción de esta ruta. Hasta la fecha, van excavados y consolidados, total o parcialmente, unos 2000m. de
muralla, con sus
torres sucesivas y alternantes, así como dos importantes entradas, la
puerta principalis sinistra y la puerta decumana, aparte de un pequeño sector del foso; tres barracones de la tropa, con su contubernia, para los ochenta soldados de cada centuria, la morada de los mandos respectivos y el correspondiente
patio o impluvium dotado de cisterna en su punto medio; el
hospital, con sus múltiples dependencias ordenadas en torno a un patio central y dos
horreos. En los últimos tiempos se exhumó el
edificio medular del campamento, se trata de los principa o cuartel general.
De la mansión viaria, o lo que es lo mismo, un pequeño hospedaje o puesta de descanso para los viajeros que recorrían la vía, se excavó lo que parece un edificio hostelero con su gran patio cubierto, poseyendo un
horno panificador en una de las
esquinas; el sector destinado a los aposentos es la cocina y el patio cercano exterior provisto del correspondiente
pozo para abrevar las bestias de carga.
Unas generosas aguas termales, con multitud de manantiales, que ya en la época romana dieron nombre a esta mansión, brotan impetuosas en medio de los restos de un establecimiento termal o
balneario ya explotado desde el mundo romano. Estos manantiales de
agua caliente son utilizados por los vecinos de poblaciones próximas, los cuales le atribuyen propiedades indicadas para el reumatismo y enfermedades de la piel.