Unos días antes de mi pase a la reserva tuve que presentarme en la Comandancia de Santiago vestido con el uniforme de gala, exhibiendo todas mis condecoraciones en la inmensa pechera de mi chaqueta.
Por la Calle del Villar (Rúa le llaman ahora a la calle) iba yo renqueante, con una cojera extraordinaria que llamó la atención de dos jovenzuelos que venían de frente.
Me abordaron con una educación exquisita que puso de manifiesto inmediatamente su condición universitaria. Me explicaron que venían ya desde lejos discutiendo las causas de mi impresionante cojera, como estudiantes del último curso de Medicina.
Uno afirmaba que seguramente tenía una bala alojada en el coxis, la cual afectaba indirectamente al nervio ciático de la pierna izquierda.
El otro, sin embargo, apostaba por la rotura de la rótula de la mencionada pierna, fractura que seguramente habría sido inadecuadamente tratada en el hospital de campaña.
Querían saber cuál de los dos tenía la razón.
--Pues nos hemos equivocado los tres, mozalbetes tan bien parecidos, porque yo creí hace cinco minutos que iba a ser un cuesco, y no lo fue.
Por la Calle del Villar (Rúa le llaman ahora a la calle) iba yo renqueante, con una cojera extraordinaria que llamó la atención de dos jovenzuelos que venían de frente.
Me abordaron con una educación exquisita que puso de manifiesto inmediatamente su condición universitaria. Me explicaron que venían ya desde lejos discutiendo las causas de mi impresionante cojera, como estudiantes del último curso de Medicina.
Uno afirmaba que seguramente tenía una bala alojada en el coxis, la cual afectaba indirectamente al nervio ciático de la pierna izquierda.
El otro, sin embargo, apostaba por la rotura de la rótula de la mencionada pierna, fractura que seguramente habría sido inadecuadamente tratada en el hospital de campaña.
Querían saber cuál de los dos tenía la razón.
--Pues nos hemos equivocado los tres, mozalbetes tan bien parecidos, porque yo creí hace cinco minutos que iba a ser un cuesco, y no lo fue.