"Yo nunca había celebrado la Navidad. Mi madre siempre decía que ésas eran cosas de ricos y de curas. Pero cuando éramos pequeños, el día de Nochebuena nos hacía una cosa muy buena de comer, que era lo único fuera de lo corriente que teníamos.
Cogía higos secos, les ponía por dentro una nuez y luego le echaba miel por encima. ¡Estaba tan dulce y tan bueno, que nos los comíamos de dos en dos!
Cuando yo vivía solo me preparaba eso mismo para la Nochebuena, y también me bebía un vaso de moscatel. Era mi celebración. Al día siguiente subía al monte a cuidar el rebaño, como siempre, así que esas fechas eran como otra cualquiera y lo único diferente estaba en los higos con nueces y miel."
Fueron recuerdos de "La Pastora", un maqui fallecido hace unos diez años, de muerte natural.
Cogía higos secos, les ponía por dentro una nuez y luego le echaba miel por encima. ¡Estaba tan dulce y tan bueno, que nos los comíamos de dos en dos!
Cuando yo vivía solo me preparaba eso mismo para la Nochebuena, y también me bebía un vaso de moscatel. Era mi celebración. Al día siguiente subía al monte a cuidar el rebaño, como siempre, así que esas fechas eran como otra cualquiera y lo único diferente estaba en los higos con nueces y miel."
Fueron recuerdos de "La Pastora", un maqui fallecido hace unos diez años, de muerte natural.