Amigo Camba desexo que celebraras ben o aniversario, é como e o meo desexo que celebres muitos mais, a min non me toca ata novembro que tamen son 32. Este ano toca celebralo en Madeira 8 dias se chegamos alá, aunque xa a conocemos, pero non voltamos despois das inundacións.
Un abrazo.
Un abrazo.
Aunque mi vida en pareja siempre ha sido un río Guadiana, porque mis mujeres siempre han terminado convencidas de que estoy majareta, he de felicitar a Camba por su 38 aniversario. ¡Quién pudiera gozar de una estabilidad similar!
Por otra parte, señor Barxés, yo había oído hablar de las bodas de Plata y de las bodas de Oro, aunque jamás sería capaz de alcanzar tales eventos. De lo que jamás había oído hablar es de la Bodas de Madera. ¿A los 8 días ya se consigue ese galardón? En ese caso, yo ya he conseguido tres Bodas de Madera.
¡Con lo que me gusta a mí clavar puntas!
Por otra parte, señor Barxés, yo había oído hablar de las bodas de Plata y de las bodas de Oro, aunque jamás sería capaz de alcanzar tales eventos. De lo que jamás había oído hablar es de la Bodas de Madera. ¿A los 8 días ya se consigue ese galardón? En ese caso, yo ya he conseguido tres Bodas de Madera.
¡Con lo que me gusta a mí clavar puntas!
Hola amigo Telesforo: Lo del río Guadiana y el amor, tienen un gran parecido. Aunque se materialicen y desaparezcan a la vista, nunca se secan. La esencia siempre existe. Solamente hay que seguir sus huellas.
A tí, que has pisado mucho desierto, seguro que te suena esto
"Estaban dos amigos repasando su vida, siguiendo las huellas que habían dejado en la arena del desierto.
Uno le reprochaba al otro, que en el tramo de sus momentos difíciles, solamente aparecía un huella, y que lo había abandonado.
El amigo le contestó:
- Esas huellas solas, no son las tuyas; son las mías, ya que te llevaba en brazos.
Un abrazo
A tí, que has pisado mucho desierto, seguro que te suena esto
"Estaban dos amigos repasando su vida, siguiendo las huellas que habían dejado en la arena del desierto.
Uno le reprochaba al otro, que en el tramo de sus momentos difíciles, solamente aparecía un huella, y que lo había abandonado.
El amigo le contestó:
- Esas huellas solas, no son las tuyas; son las mías, ya que te llevaba en brazos.
Un abrazo