No tiene nada de héroe decorativo, ni es un Don Juan para el amor, ni posee un ingenio notable, ni soporta las desgracias con ejemplaridad.
No acusa elegancia espiritual, ni tiene tampoco una personalidad moral relevante.
Está lleno de defectos y peca muchas veces por apresuramiento, conduciéndose en ocasiones con acritud y descortesía inmotivadas.
Pero tiene un don especial: sus peludas pantorrillas y unas guadañas terribles en los dedos gordos de los pies.
Mi Telesforo es adorable.
No acusa elegancia espiritual, ni tiene tampoco una personalidad moral relevante.
Está lleno de defectos y peca muchas veces por apresuramiento, conduciéndose en ocasiones con acritud y descortesía inmotivadas.
Pero tiene un don especial: sus peludas pantorrillas y unas guadañas terribles en los dedos gordos de los pies.
Mi Telesforo es adorable.