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BARXA: ¿Son los perendengues instrumentos musicales? Dal igual....

Ben sei que a cousa nada ten que ver co Padre José, nin co Mosén Pachi. Pero nun pobo da bisbarra, hai xa bastantes anos, apareceu grávida a máis beata das viuvas da parroquia.
Falábase de que o sancristán, cando tiña que té-los ollos pechados, viu como aquela pecadora, para confesárese, penetrara dentro do confesionario.
Como chegase o ruxe-ruxe ao pazo episcopal, o bispo mandou vir ao sacristán para abrire un expediente informativo co aquel primeiro interrogatorio.
--Y dígame usted, señor sacristán. ¿No es verdad que usted se acercó al confesionario, pensando que el reverendo pudiese estar indispuesto...
--Indisposto, non, Eminencia, que estaba disposto e ben disposto!
--Bueno, bueno. Tenga calma. No interrumpa, y conteste sólo a lo que le pregunto. ¿No es verdad que cuando usted se acercó al confesionario, y corrió la cortina, vio cómo el señor párroco introducía el órgano en la vulva de la pecadora?
--Tanto coma o órgano, non, Eminencia Reverendísima; pero un clarinete así de longo, sí que lle metía.

¿Son los perendengues instrumentos musicales? Dal igual. Si no son musicales, al menos tienen algún parecido con las castañuelas.
Fue al consultorio médico de su pueblo, don Inda, un buen hombre con unas rozaduras muy molestas en esas castañuelas. Y cuando el médico le preguntó por la dolencia, hallándose presente una enfermera con hábitos de monja, empezó a tartamudear:
--Tengo una molestia muy grande en los co..., quiero decir que tengo unas rozaduras en los co..., ¿cómo quiere que le diga?...
--En los concejales. Usted tiene rozados los concejales. --Afirmó con contundencia el doctor, al tiempo de guiñarle un ojo y señalar con el pulgar a la monja, que disimulaba estar entretenida con unos papeles.
Le recetó cierto ungüento de genciana, recomendándole untar aquellas doloridas partes dos veces al día con la pomada.
Pasados unos días, encontráronse el doctor y nuestro paciente de ese pueblo suyo en la calle que baja del Centro de Salud.
-- ¿Qué, cómo van esos concejales, amigo? --le preguntó el licenciado.
--Bien, Muy bien, señor doctor. Muchas gracias. Los concejales ahora muy bien, pero el alcalde no levanta cabeza.