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Un vecino mío, muy instruido (tiene un diploma en piel de becerro que lo acredita), me dijo, leyendo mis relatos el otro día, que yo empleaba mucho tiempo en tratar de insignificancias, y debía atenerme más a la acción y a los hechos concretos.
A mí, la verdad, él me parece un mozo despejado. Por eso le contesté de esta manera:
--El hombre de la pata de palo -que al parecer había tenido un encuentro con una sierra mecánica, llevando él la peor parte- inició la marcha imperial.
Me miró con unos ojos como mazacucas y, dándome la espalda, se marchó mascullando:
--Ya sabe, señor comandante, que se puede llevar un caballo al abrevadero, pero no obligarlo a beber.
Una vez terminado el juego, el rey y el peón vuelven a la misma caja.
A mí, la verdad, él me parece un mozo despejado. Por eso le contesté de esta manera:
--El hombre de la pata de palo -que al parecer había tenido un encuentro con una sierra mecánica, llevando él la peor parte- inició la marcha imperial.
Me miró con unos ojos como mazacucas y, dándome la espalda, se marchó mascullando:
--Ya sabe, señor comandante, que se puede llevar un caballo al abrevadero, pero no obligarlo a beber.
Una vez terminado el juego, el rey y el peón vuelven a la misma caja.
Aprezado Telesforo: Dice usted un tópico munto acertado, pois béin nahún é sempre assín, istando eu na tropa, na que foi nosa Angola fumos de copas unha noute, má el colega que me acompañaba era un sarxento da pide, totale que eu nahún me sentia béin y pide leite de cabra, coisa que tuda malta que istaba alí empezaron a reirse, pois nahún era constume buber leite en semellante sitio, claro o meu colega se puso na isquina da barra tirando de ferruche y obligou a tudos a buber la mencionada, cando terminaban un copo outro hasta que se terminó la leche de cabra, depois cada cual pago la sulla, claro o motivo de recordarme de ísto foi o contar o sinor o seu. Eu sei que o sinor téin más razahún que un santo, pois psiblemente o cabalo al ver el ferruche ninse inmutaría.
¿Leche de cabra? En la Legión sólo había una cabra, y no daba leche para todos. Por otra parte, no era fácil de ordeñar, pues sólo tenía una teta.
Sería por eso por lo que todos tomábamos LECHE DE PANTERA, desde el coronel al último de los reclutas, sin olvidarnos de los cabos furrieles: un buen chorro de vodka de los de la KGB con cuarto de litro de leche que, como el cabrón la daba tan escasa, seguramente era de vaca peninsular.
Sería por eso por lo que todos tomábamos LECHE DE PANTERA, desde el coronel al último de los reclutas, sin olvidarnos de los cabos furrieles: un buen chorro de vodka de los de la KGB con cuarto de litro de leche que, como el cabrón la daba tan escasa, seguramente era de vaca peninsular.
