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BARXA: El diario "The New York Times" ofrece una entrevista...

El diario "The New York Times" ofrece una entrevista a Gregorio Carvajal, un madrileño de treinta años que, pese a estar en el paro y verse afectado directamente por la reforma laboral, defiende a ultranza los recortes del Gobierno y cree que "los empresarios siguen estando desprotegidos."
Carvajal ha tenido que separarse de su mujer, que ha vuelto a su Galicia natal, y él vive ahora con sus padres, contento porque "la situación me ha llevado a recuperar el calor familiar."
Según este joven, "Zapatero nunca se hubiera atrevido a tomar estas medidas necesarias que me han llevado a la calle", por lo que felicita al actual gobierno "por sus cojones".
Lo único que reprocha este ciudadano al presidente Mariano Rajoy es "que deje que creamos que todas estas medidas son idea de los alemanes, quitándose él todo el mérito."
Confiesa también que, desde que está en el paro, dona toda su prestación por desempleo al Partido Popular "para que pueda seguir trabajando con los recursos necesarios." Aunque reconoce que está al borde de la indigencia, Carvajal piensa que lo fácil es culpar al Gobierno, y que ya vendrán tiempos mejores cuando se proteja adecuadamente a los bancos y a las grandes empresas.
Cuando la periodista del New York Times pregunta a Gregorio cuál es su principal miedo, el madrileño responde que no se perdonaría "volver a vivir por encima de sus posibilidades y que tuviera que ser el Gobierno el que me avisara. Me daría mucha vergüenza y pido perdón si en el pasado me he relajado en este sentido, perjudicando a mi país."
Al ser despedido del banco en que trabajaba, Gregorio decidió gastar su finiquito en una donación anómina al Partido Popular. Y a su jefe le costó entender que sus elogios y agradecimienos "por tener la valentía de echarme a la calle" no eran fruto del sarcasmo. "Sé que voy a la contra y que a veces no se me entiende. Pero yo insisto: si mi obligación de servir a España me llevase a la hambruna, bienvenida sea ésta."
La entrevista termina con una rotunda sentencia: "Que me quiten todo lo que sea necesario para España. Todo, menos mi sacrosanto derecho a votar al PP en las próximas elecciones."