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CASAIO: Estimado amigo, me resultan muy emotivos tus recuerdos...

Para sentir el embrujo que nos ofrece Casaio, hay que subir y subir, y llegar cerca del cielo, donde está toda le gente que yo tanto quiero.
Al entrar en Casaio, lo primero que encontramos es el Cementerio, con esa portada adornada por las piedras milenarias, que pertenecieron a la Iglesia de Santa Cruz de Casayo. Guarda en su seno este Cementerio, todas las raices de mi árbol genealógico cuyas ramas llegan hasta el cielo.
Al llegar a la Plaza de la Velacruz, aparece el precioso campanario, que da gloria mirarlo, con su magnífica estampa sostiene las viejas campanas que llaman por las almas, con su sonora elegancia.
La Iglesia de mi pueblo guarda en su entraña, ese precioso retablo de reluciente belleza, donde se encuentra Santa María de Casayo que es nuestra excelsa Patrona.
Allí junto al altar, está la Pila Bautismal, donde me llevaron a bautizar y empecé a sentir la alegría de vivir cristianamente.
Todo Casaio es una relíquia, en cada calle, en cada esquina, por todas partes hallamos testimonios de lo que fue Casaio en otro tiempo; en Casaisuso encontramos, el historico recuerdo de la Ermita de San Isidoro y el cementerio; en Cadanaya había otra Ermita; en Rumiña está la Ermita de Santiago; subiendo a Chaudaveiga, se halla la preciosa Ermita, donde San Gil nos está aguardando el primero de septiembre para darnos su bendición como Patrón de las canteras, con esa gran fiesta que todos celebramos.
Pero lo más importante de nuestro querido Casaio, es el lugar sagrado donde San Gil está enterrado y que una vez al año, al llegar el primero de mayo, vamos todos con fervor, a dar gracias a nuestro Santo y a pedir protección, en aquel lugar tan apartado, donde se respira la santidad que San Gil a todos nos da.
Entre Sanabria, La Cabrera y Valdeorras, está este paraiso de gloria que es Peña Trevinca, la montaña más alta de nuestra hermosa Galicia. El más pintoresco lugar lo podemos encontrar al llegar al Teixadal, con sus árboles milenarios, abrigan el concierto de paz que allí podemos encontrar.
en la Ermita de San Gil, está la protección divina que santifica nuestras vidas, y al beber en ls Santa Fuente de San Gil, se sacia la sed de la vida, y la esperanza prometida penetra en el alma, con los deseos de gloria y los recuerdos que tenemos de todos nuestros antepasados, que siempre están a nuestro lado.
Al decir adiós a mi querido pueblo, lo hago con tanto cariño, y la llama de la amistad, prende en mi corazón, con el intenso fervor que siento por mi gente, a la que quiero tanto y la tengo siempre presente.
Con todo cariño, vuestro amigo Anselmo Prada León.

Estimado amigo, me resultan muy emotivos tus recuerdos sobre Casayo, de hecho yo lo conozco por ese nombre y así figura en los documentos de mi abuela que salió del pueblo en 1923 con destino a Argentina y nunca más regresó.
Seguramente en ese cementerio que citas están enterrados mis bisabuelos, me encantaría poder saber algo más de ellos. Si puedes ayudarme sería maravilloso.
Saludos,
Victor Hernandez