Qué lástima que se deje morir este caserón. De niña recuerdo por sus aledaños la feria y las pulpeiras. Y los jueves, el vendedor de coplas en papeles de colores, ponía la nota medieval en el mercado.
Me gustaría conocer exactamente la ubicación de este caserón, no se si es a los fondos de la alameda, donde se hacía la feria, porque mí abuela en los años 1955 tenía una taberna y la gente compraba el pulpo en la feria e iba a la taberna que brindaba mesas y bancos y servicios de pan y vino y en algunas ocasiones, la abuela preparaba unos callos exquisitos. El nombre de la abuela materna era Estrella. Roberto
Efectivamente, está al final de la Alameda, en lo que hoy se llama Plaza de Rubí (al parecer, Celanova está hermanada con este pueblo barcelonés y de ahí haberle dedicado este lugar)
Yo no soy exactamente de Celanova sino de un Concello limítrofe, en donde pasaba mis vacaciones escolares con una tía mía muy querida, pero de niña bajábamos los jueves, día de mercado, a comprar a Celanova. Entonces aquello era una fiesta llena de bullicio y colorido, con las "bestas" atadas a las puertas de los establecimientos hosteleros donde se comía, pues se pasaba el día hasta el atardecer. Quizás alguna vez comí yo también en la taberna de tu abuela, era niña y me fijaba más en otras cosas, como el asunto del ciego cantor de coplas o el del vendedor de pomadas para todo que estaba rodeado de culebras por todo el cuerpo... Eran tiempos de "milagros", al menos para los ojos de un niño. Saludos.
Yo no soy exactamente de Celanova sino de un Concello limítrofe, en donde pasaba mis vacaciones escolares con una tía mía muy querida, pero de niña bajábamos los jueves, día de mercado, a comprar a Celanova. Entonces aquello era una fiesta llena de bullicio y colorido, con las "bestas" atadas a las puertas de los establecimientos hosteleros donde se comía, pues se pasaba el día hasta el atardecer. Quizás alguna vez comí yo también en la taberna de tu abuela, era niña y me fijaba más en otras cosas, como el asunto del ciego cantor de coplas o el del vendedor de pomadas para todo que estaba rodeado de culebras por todo el cuerpo... Eran tiempos de "milagros", al menos para los ojos de un niño. Saludos.