Hola Jesús Ramos (álvarez). También para mí es un placer saludarte. Es muy probable que no nos hayamos visto nunca. Yo al menos no lo recuerdo. A quien sí conozco es a tus hermanas Sita y Marina. De Gelita y Alejandro, en cambio, sé que existen y poco más. Conocí, por supuesto, a tu madre. Y también a tu padre, el tío Santiago. Cuando yo era niño, él venía (de Orense a Cerreda) a pasar temporadas a casa de su hermano Francisco (Rodicio álvarez), en el Campo de la Iglesia. De esto hace ya más de treinta y cinco años (pues ese es el tiempo transcurrido desde la muerte de Francisco). Recuerdo que él y mi abuelo echaban largas parrafadas, en las que, entre otras cosas, parecían competir por ser el primero en cuestiones de mala salud (cosa muy habitual en las aldeas de Galicia). Un día oí cómo uno de ellos (no recuerdo cuál) decía que su corazón latía en condiciones normales a 90 pulsaciones por minuto, y cómo el otro le replicaba, inmediatamente, que el suyo no bajaba de 120… Vete tú a saber, a lo mejor incluso era cierto. Un abrazo.
Antonio.
Antonio.