Hola, Santiago, encantada de conocerte, je, je, a tí y a tu esposa. Ahora será más fácil el diálogo contigo, al ponerte cara. Por cierto, eres más
joven de lo que transmitías por tus escritos, pensaba que eras mucho mayor. Gracias por compartir tu imagen (y la de tus dos damas tan queridas) con nosotros. Un abrazo a los dos y un Padrenuestro por el alma de tu madre, D. E. P.