Yo fuí el que amparado por el
manto de la
noche, rompí la privacidad del
huerto prohibido, quien con disimulo traidor esperé a que el dueño temporal de la
fruta negada estuviera cumpliendo con su deber sagrado, yo fuí el que trepó al
árbol preferido del guardian , el árbol que de día me llamaba haciéndome guiños con la fruta madura para que invisibles en la noche, nos diéramos cita a la
sombra de la luna y lleváramos hasta el final la tentación del mal, su deseo de dármelo y el mío de tomarlo, yo
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