Esta calle que ahora vemos apta para dar un paseo, muchos de nosotros la recordamos en otro estado. Por el centro conrría un riachuelo de agua, pegada a las casas por la parte izquierda, había una especie de acera elevada, por donde pasaba la gente, el resto estaba inundado de barro y agua, por supuesto agua mezclada con barro y los desechos que salían de las cuadras, así que siempre tenía un olor característico, en invierno, con las heladas, se congelaba y el ganado tenía graver problemas poara caminar sobre el barro duro, luego en verano secaba todo, menos el riachuelo del centro que llevaba los mejores fertilizantes a los lameiros del pinguelo. Los que vivían en el Barrio de Arriba, sabrán bien de lo que hablo, porque ellos lo sufrían a diario.
JR.
JR.