Cada día, al caer la tarde, me e ncontraba al mismo hombre, en la misma postura, apoyado con el mismo codo en la misma barra, bebiendo de la misma jarra un vino de la misma cosecha…Le pregunté el por qué de esa fidelidad a las costumbres diarias y me contestó : “Mi vida ha sido un cambio contínuo en busca de la Felicidad, más sólo me encontré sinsabores y hostilidades…..si la Felicidad quiere encontrarme, que venga ella…ya sabe donde estoy….en la taberna de Peseto.”.