Llegan las primeras lluvias del invierno y la Sierra sangra por sus regatos y laderas. El agua fluye por la arteria del río, camino del corazón del viejo molino.
Protesta en su despertar de la siesta veraniega la pesada piedra, gira lentamente y el aire se vuelve blanco y espeso, el molinero canturrea y los asnos peregrinan por el camino llevando en blancos sacos, la savia de los habitantes del pueblo.
Protesta en su despertar de la siesta veraniega la pesada piedra, gira lentamente y el aire se vuelve blanco y espeso, el molinero canturrea y los asnos peregrinan por el camino llevando en blancos sacos, la savia de los habitantes del pueblo.