A JOÉ ESCUDERO VEGA “PEPE DO BARRIO”
Las artes hay que sentirlas, sentirlas dentro de aquel que las produce para que llegue, a ser posible, en su estado puro a aquel a quien va a traducirlas, a vivirlas, a disfrutar de ellas. Pero para sentirlas hay que ser artista, hay que nacer con ese toque, tienes que estar tocado por la mano creadora y aún así requiere ser cultivada y no siempre se consigue llevar esa gracia divina al otro. Precisamente por esa dificultad, el arte escasea, o abunda según los casos, pero el que llega, el que a través de las venas de la sensibilidad recorre todo el cuerpo, estremece, cambia el tono de la piel, entrecorta la voz y te emociona, ese se encuentra en dosis pequeñas y no son tantas las personas que cuentan con ese don, don por otra parte divino, o próximo a lo divino que disfrazado se dirige a lo humano.
Las artes hay que sentirlas, sentirlas dentro de aquel que las produce para que llegue, a ser posible, en su estado puro a aquel a quien va a traducirlas, a vivirlas, a disfrutar de ellas. Pero para sentirlas hay que ser artista, hay que nacer con ese toque, tienes que estar tocado por la mano creadora y aún así requiere ser cultivada y no siempre se consigue llevar esa gracia divina al otro. Precisamente por esa dificultad, el arte escasea, o abunda según los casos, pero el que llega, el que a través de las venas de la sensibilidad recorre todo el cuerpo, estremece, cambia el tono de la piel, entrecorta la voz y te emociona, ese se encuentra en dosis pequeñas y no son tantas las personas que cuentan con ese don, don por otra parte divino, o próximo a lo divino que disfrazado se dirige a lo humano.