Es una imponente construcción de 12 metros de lado y más de 22 metros de altura, con muros de gran grosor, que apenas tienen
ventanas. Buena parte de esta
torre se reconstruyo con los restos de los antiguos
castillos de Cabreira y Lobazán y la villa fortificada de
Oímbra; conservando un cúmulo de marcas de cantería por su recuperación