Aunque en época moderna se hicieron algunas reformas que modificaron sustancialmente el espacio, todavía conserva su esencia
medieval. Se trata de un
edificio sencillo, de una sola nave con cubierta de madera rematada en un
ábside rectangular que se cubre con una
bóveda de crucería cuyos nervios resultan un tanto toscos en su labra, pero que son de gran belleza.