A 4 kilómetros de Vila, la capital del Concello, se sitúa al amparo de la Sierra do Leboreiro, por ello que el clima es suave y fértil, siendo uno de los pueblos de mayor producción frutal y hortícula del concello. A ello se añade su riqueza en manantiales, buena muestra de ello son las cuatro fuentes públicas existentes en la localidad.
La Iglesia Parroquial está situada en el centro de la población. Construída sobre otra anterior es de planta rectangular, en la que un arco de medio punto sirve de paso entre la nave y el presbiterio. La fachada está enmarcada por pilastras en los extremos. Los ángulos están moldurados, y en el centro, una hornacina con forma de vieira recoge la imagen pétrea de Santa Eufemia. 
Santa Eufemia. Estas fiestas son las más importantes de toda la comarca y por ellas han desfilado no sólo las mejores orquestas de Galicia (Sintonía de Vigo, París de Noia, Trébol de Ferrol etc,) sino también artistas como Karina, Lolita, Sergio y Estibaliz, Georgie Dam, Azúcar Moreno, Lorenzo Santamaría y otros.
El pueblo ha sufrido los rigores de la emigración primero a América y después a Europa, que han diezmado su población.
Hay vestigios de la cultura castrexa. Destacan los restos de un poblado celta en Agorchao, así como los petroglifos de Pena da Franqueira. En la Edad Media perteneció, como toda la Baixa Limia e incluso el vecino concello portugués de Melgaço, al convento de Celanova. Con la desamortización de Mendizábal, las tierras fueron entregadas a los vecinos, lo que hizo prosperar el pueblo hasta primeros del siglo XX, en que por motivo de la emigración masiva a América, inicia su declive.