Son muchos los
veranos de la infancia que guardo con un recuerdo especial. El calor en los mediodías. Las viñas cuidadas con esmero y tesón. La aldea y o pazo vigilados por la
Iglesia que durante siglos ha permanecido para contar la
historia.
La
noche caía, tanto daba que fuera Julio o Agosto, y una suave brisa acaricia los
campos y se abría paso entre las
calles con gente en susbalconadas, y en la
fuente, sí la fuente, lugar de encuentro y conversación.
Mucho veria cambiar la aldea con mis ojos,
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