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SAN MIGUEL DE MONES: Antaño en estas fechas todo olía a ese anticipo del...

Antaño en estas fechas todo olía a ese anticipo del invierno. Los colores eran variados, atrevidos si se me atreve a poner de relieve. Pisar las hojas ya hacíia tiempo caídas y ver las montañas ante un pronto anochecer invitaban al recogimiento y hacer de la vida cotidiana otra forma de soñar el futuro. No eran muchas las distracciones, ni tampoco las manos tendidas invitaban a algarabía y jolgorio pero allí estaban los mayores que entre sus dedos y en post de unas miradas de verdad eran los encargados de hacer realidad las nuevas generaciones Muchos cambios vendrían y otros ni soñados por aquel entonces se hacían dueños del futuro. Curiosamente, alguno de sus paseantes entre aldeas descubrieron por allá entonces que en el invisible yacía alguno de los mejores secretos guardados. Siempre hubo agoreros, soñadores de un mañana, quizás entre aquellos que tuvieron tiempo para hacer de su día a día el acierto de la naturaleza entendieron que aquello que veían no era más que otra posibilidad, pero no la única de una realidad más compleja. Preparar al hombre para los grandes cambios es tarea, en muchos casos de lustros y así parecía ponerse de relieve en algunas gentes.
Ahora recorro caminos hacia o seijo. Es noche cerrada, pero el paso cierto no permite zozobra. La montaña todavía hoy es el abrigo y las estrellas la mejor guía. A medida noche tocará camino de vuelta y los sonidos del campo abrirán las mil y una posibilidad de historias, allí en el alto de Campelo