Durante años me pregunté que podían tener en común ciudades como Praga y San Miguel de Mones donde nacieron mis abuelos.
Después de visitar Budapest, Praga, Cracovia, Moscú y regresar a mi ciudad natal para viajar a San Miguel Mones entendí que lo que tenían en común era mucho más de lo que se podía esperar, el corazón de dos personas que amaban por encima de todo la vida y a su familia. Por eso en aquellos tiempos donde eso suponía la máxima libertad elegir un lugar para que crecieran sus hijos que quedara resguardado, aunque humilde, supuso una elección que hoy más que nunca respeto.
En los próximos días por trabajo estaré muy cerca de Nueva York lugar en el cual ahora comparto en las múltiples conferencias que imparto mis ideas. Estoy convencido que mis abuelos estarían orgullosos
Después de visitar Budapest, Praga, Cracovia, Moscú y regresar a mi ciudad natal para viajar a San Miguel Mones entendí que lo que tenían en común era mucho más de lo que se podía esperar, el corazón de dos personas que amaban por encima de todo la vida y a su familia. Por eso en aquellos tiempos donde eso suponía la máxima libertad elegir un lugar para que crecieran sus hijos que quedara resguardado, aunque humilde, supuso una elección que hoy más que nunca respeto.
En los próximos días por trabajo estaré muy cerca de Nueva York lugar en el cual ahora comparto en las múltiples conferencias que imparto mis ideas. Estoy convencido que mis abuelos estarían orgullosos