Acabo de pasar dos días en el parador instalado en el monasterio de Santo Estevo; He echado mucho en falta un detalle importante: En la magnífica iglesia románica, hubiese quedado muy oportuno un crucifijo donde el Cristo llevase un par de pistolas, un fusil ametrallador y unas gafas de sol; con las dos preciosísimas vidrieras colocadas en los dos rosetones, el Cristo armado era necesario.
Por otra parte, la supermoderna decoración del monasterio, las horrorosas sillas de diseño, pero eso sí, super-incomodísimas, colocadas para martirio del hospedado, y esos cuadros abastractos haciendo juego con las columnas y capiteles románicos, golpean inmisericordemente el buen gusto del visitante.
No quiero olvidar el impactante efecto visual de las instalaciones exteriores, en hormigón y cristal, del ascensor de bajada al aparcamiento.
Como no todo van a ser críticas, debo elogiar los precios razonables en cafetería, pues solo nos cobraron 10, 50 euros por cuatro sencillas tostaditas de pan bimbo con mantequilla.
¡Felicidades!
Por otra parte, la supermoderna decoración del monasterio, las horrorosas sillas de diseño, pero eso sí, super-incomodísimas, colocadas para martirio del hospedado, y esos cuadros abastractos haciendo juego con las columnas y capiteles románicos, golpean inmisericordemente el buen gusto del visitante.
No quiero olvidar el impactante efecto visual de las instalaciones exteriores, en hormigón y cristal, del ascensor de bajada al aparcamiento.
Como no todo van a ser críticas, debo elogiar los precios razonables en cafetería, pues solo nos cobraron 10, 50 euros por cuatro sencillas tostaditas de pan bimbo con mantequilla.
¡Felicidades!