El padrino de mi padre era de Orille y tenía un molino a donde iba a moler mi familia. Está situado en un lugar muy recoleto, acogedor, rumoroso... Recuerdo la mañana en que fuimos hasta allí mi marido y yo con los niños, disfrutamos de la naturaleza a tope, con el arrullo del agua transparente... Es de esos momentos que se quedan grabados para siempre, como el de la fiesta, el olor de la pólvora, el atardecer alegre en la mocedad...