El Cántico de
San Gil dice de esta manera:
Glorioso San gil bendito, de los
cielos claro
espejo, ruega por los pecadores al redentor verdadero.
Vinimos de largas tierras cruzando las altas sierras, para llegar a San Gil en esta frondosa vega.
Es muy cierto que ha venido de San Martín de Castañeda, cruzando
pueblos y sierras, acompañado de una ciervaa.
Los de Sanabria gemían porque vino a nuestra tierra, y todos con fe le ofrecían muchas libras de cera.
San Gil para abrigarse se metió en una
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