Yo, sin discrepar del todo, Miguel, con eso que dices de tu parecido físico, añadiría lo siguiente. Tu hermana Marisa y tú siempre os parecistéis, del mismo modo que se parecieron siempre Elio y José Antonio (vuestro hermano mayor). Estos últimos eran (y son) calcados a tu padre; Marisa y tú, sin embargo, os parecíais poco a él. ¿A quien os parecíais más? Para mí, a quien más, sobre todo tú, era a tu abuela América y a su hermano Francisco Castro, que vivía en O Porteleiro. A ellos te pareces incluso en la imaginación desbordante que tenías de niño y que es obvio que, afortunadamente, aún conservas. (Quede claro que cuando hablo de imaginación no hablo de algo negativo o peyorativo, sino todo lo contrario. No en vano decía Einstein que "la imaginación es más importante que el conocimiento", o Pessoa que "cada cual vive en el mundo que es capaz de imaginar".)
Un saludo a todos.
Un saludo a todos.