En la segunda mitad del siglo xix las
ruinas comenzaron a ser valoradas en su justa medida. Se constatan las primeras referencias escritas de las ruinas en los apuntes arqueológicos de Ramón López García en el año 1864, y en el testimonio de Manuel Murguía en su obra "
Historia de
Galicia" en el año 1888, que deduce de las ruinas un emparentamiento con la raza celta de la
familia de los galos.