Se trata de un poblado castreño-
romano cuya ocupación se sitúa dentro de la cultura castreña. Siguiendo las últimas excavaciones hechas se data su ocupación entre el siglo i a. C. y el siglo i d. C., en un período en el que el proceso de romanización del noroeste peninsular ya había comenzado. Su abandono coincidiría con las reformas administrativas llevadas a cabo por los emperadores de la dinastía Flavia.