El
museo es pequeño, pero tiene piezas muy interesante y está todo muy bien explicado. Por si fuera poco, el personal está dispuesto a contarte todo lo que necesites saber. Nosotros escuchamos la explicación a un grupo de estudiantes. Hay piezas tanto celtas como
romanas. De éstas últimas hay, por ejemplo, ánforas con las que traían el vino en
embarcaciones que llegaban desde el
mar y luego recorrían el Miño para llegar a los diferentes castros. O
molinos también “importados” por los
romanos.