Con toda esta
información, ya era hora de bajar al castro propiamente dicho, uno de nuestros yacimientos arqueológicos de
España favoritos. Unas 20 hectáreas de superficie protegidas por un recinto
amurallado de
piedra de mampostería. Por lo que queda de una de sus dos
puertas, la
puerta norte, entramos y nos encontramos con la base, también de piedra, de diferentes
edificios, la mayoría circulares.