El inicio de la
historia de La Guardia empieza con los primeros restos humanos encontrados en la zona. Concretamente, fue en las distintas
terrazas que conforman el
valle del
río Miño donde, sobre el 10000 a. C., empezaron a asentarse grupúsculos de hombres mesolíticos, en la falda del
Monte Tecla que llega hasta el río, que se expandieron por el valle y por la costa próxima, zonas propicias para la subsistencia.