Soult comenzó a inquietarse pues no llegaba el momento oportuno para la invasión a
Portugal y porque las acciones de las "alarmas" (milicias) de la zona provocaba la pérdida de soldados, que fueron enterrados en el
patio del
colegio jesuita ubicado en O Pasaxe, el mariscal tomó la decisión de irse el día 17 dejando una guarnición en el
castillo; conocido esto las autoridades exiliadas en Caminha comienzan a organizar a los vecinos y planificar un asalto a la fortaleza.