Y he aquí el ejemplo más sangrante del trabajo de traducción que desde esta pájina están haciendo de los topónimos y nombres propios de los encabezados de las fotos: Onses en vez de Ons, ver para creer. Es indicio que no lo debió hacer un gallego, pues el nombre de esta isla nunca fue traducido, ni siquiera durante el franquismo. Además, oh, santa ignorancia, su tradución hubiera sido Uenes, u Ones, pero... ¿Onses.? En fin, juzguen ustedes y pregúntense el por qué. En unos añitos ya no vamos a poder disfrutar de estas increíbles vistas, ni coger conchas en la playa de Las Margaritas,..., "todo por la pasta", y señores, hemos vendido nuestro pueblo a unos especuladores!