Yo ya he ido dos veces, la verdad es que fue todo un acierto dar con este precioso lugar de relax y descanso el olor a la madera cuando entras es algo que se me ha quedado grabado, Marisa es encantadora y tiene todo al detalle. Por la mañana oyes las gaviotas y las ves volar desde la cama y cuando te asomas ves los barquitos de los pescadores, Me encanta esta casa y volveré.