El primer cenobio debió ser fundado por el célebre abad
San Ero en el año 1150. Este personaje es protagonista de una famosa leyenda en
Galicia, según la cual estuvo escuchando embelesado cantar a un pajarillo durante trescientos años tras rogarle a la
Virgen que le mostrase cómo era el Paraíso. Esta
historia se recoge en las Cantigas de Alfonso X el Sabio.