En el momento del parto, Lucio Catelio se encontraba en
Tarragona de campaña
militar, lo que hizo temer a su esposa de que, dado el parto múltiple, su esposo la pudiese acusar de infidelidad. Fue entonces cuando ordenó a su nodriza, Sila, que arrojase a las gemelas al
río. Sila no cumplió con su orden e hizo entrega de las niñas a varias
familias de la zona, quienes las criaron en el cristianismo.