En el siglo XVIII comienza a notarse un gran desarrollo económico de Bueu debido sobre todo a la abundancia pesca, principalmente de sardina, y a la industria dedicada a su manufactura y conserva. Se tiene constancia documentada de más de 20 salazones en el término municipal que producían pescado salado. Todo esto dio un gran impulso a la ciudad, construyéndose los modernos edificios de la lonja y la plaza de abastos. Testigos de una actividad, la compraventa de pescado, que centra toda la actividad económica de Bueu.